Siempre he renegado de los artículos sobre el Botox. Todos dan una información parecida y resultan poco originales.

Ahora me encuentro escribiendo en un blog sobre estética, y me pregunto ¿cómo no hablar de él?

Así pues, pese a la negativa inicial, vayan unas pinceladas que pueden resultar interesantes.

El archiconocido BOTOX® es el nombre comercial del primer producto que se comercializó de toxina botulínica.

Se trata de un fármaco que relaja los músculos de la cara, eliminando así arrugas de expresión. Está indicado especialmente para las arrugas de “patas de gallo”, frente y entrecejo.

Es fundamental remarcar que relaja, no rellena, por lo que no se debe confundir con otros tratamientos que pueden voluminizar y variar la forma.

El resultado no es matemático, por lo que habrá que acudir a una revisión entre los 10 y 15 días posteriores al tratamiento, pues suele necesitar pequeños retoques.

La duración será variable dependiendo de cada persona y de sus características faciales, formas de mover la cara, tipo de piel, edad o sexo. Lo habitual es entre 3 meses y 6 meses y se suele repetir el tratamiento a los 4 a 5 meses, antes de que desaparezca completamente el efecto.

Para uso en Medicina Estética, solamente está permitido su uso por médicos formados.

Desde mi experiencia personal con la toxina botulínica, decir que se trata de un fármaco muy seguro cuando está en manos de un profesional experimentado.

Resulta muy poco doloroso y perfectamente tolerable, incluso en las pacientes mas sensibles.

Los efectos son muy buenos. Correctamente aplicado, da un aspecto a la cara de descanso, sin que nadie note que se ha realizado ninguna intervención, simplemente se ve que estás mejor.

Creo que con esto quedan disipadas las posibles dudas iniciales.

Para mas información, no dudéis en consultarnos.