Existen unas indicaciones claras para poder recomendar el tratamiento quirúrgico de la obesidad. Sin embargo, debe quedar claro que la cirugía no es, a día de hoy, la primera opción para el tratamiento de la obesidad.
La obesidad es una enfermedad crónica y, lamentablemente, cada vez hay más personas que presentan un peso superior al recomendado. De hecho, se considera actualmente que es la epidemia del siglo XXI, puesto que presenta una prevalencia del 1,2% de los adultos en España.
De este modo, según las recomendaciones de la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad Mórbida (SECO) la cirugía de la obesidad puede estar indicada en pacientes con un perfil psicológico adecuado en quienes haya fracasado el tratamiento conservador supervisado, con un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 40 kg/m2, o un IMC igual o superior a 35 kg/m2 si se asocian comorbilidades susceptibles de mejoría con el tratamiento quirúrgico.
Por lo tanto, lo que queda claro con estas indicaciones es que lo primero que hay que hacer para poder indicar una cirugía es que el paciente haya realizado un tratamiento conservador supervisado, es decir, que un profesional sanitario haya estado siguiendo el tratamiento y la evolución del paciente, siendo todo ello ineficaz. Además, cuando hablamos de comorbilidades, queremos decir que el paciente presente alguna enfermedad asociada a la obesidad, como podría ser una tensión arterial elevada (hipertensión), una diabetes mal controlada, una insuficiencia cardiaca, etc.
En resumen, las indicaciones de cirugía de la obesidad están muy bien definidas desde hace décadas y parecen ser la mejor opción para una pérdida de peso mantenida en pacientes que cumplen con estas características.
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