Cuando hablamos de cáncer, muchas veces utilizamos indistintamente las palabras cancerígeno y canceroso, aunque estos dos adjetivos tienen significados distintos.
De este modo, “cancerígeno” se aplica a algo que produce o favorece el cáncer, mientras que “canceroso” es todo lo relativo a esta enfermedad (no que lo produce o lo favorece). Por ejemplo, las sustancias que pueden producir un cáncer (como el tabaco) son cancerígenas (no cancerosas) mientras que las células que se han transformado en malignas son células cancerosas (no cancerígenas, dado que no producen el cáncer, sino que están relacionadas con él).
Curiosidades lingüísticas.
David Martínez Ramos.
0 comentarios