El sujetador es una pieza fundamental para mantener la salud del pecho femenino. Muchas dolencias que aparecen en las mamas están relacionadas con una mala elección del sujetador.
La lencería comenzó utilizándose por razones de higiene y abrigo, remontándose a unos orígenes tan ancestrales que es complicado ponerle fechas, aunque las primeras prendas podrían datarse en el año 300 a. C. Posteriormente, asumirían la función de corregir y modelar la figura femenina, hasta convertirse en la actualidad en una prenda más del guardarropa, evolucionando con el estilo de vida a diferentes formas y modelos. Así, podemos encontrar diseños deportivos, sensuales, cómodos o arriesgados dependiendo de los gustos, la ocasión o la necesidad.
Y entonces, ¿cómo elegimos el sujetador adecuado?
Como hemos dicho, si esta prenda no es la adecuada para el pecho pueden aparecer multitud de problemas, como son dolores mamarios (mastalgias), dolores musculares en el cuello y espalda (cervicobraquialgia), dolores de cabeza (migrañas y cefaleas), alteraciones posturales, irritaciones de los pezones, bultos o induraciones de la mama, entre otras dolencias. De hecho, según cálculos de recientes estudios, el 50% de los dolores mamarios mejoran con un sujetador adecuado.
Obviamente, es una prenda que debe ajustarse a la actividad que se vaya a realizar, siendo diferente un sujetador para hacer deporte que un sujetador para ir a cenar o un sujetador para ir a trabajar todos los días. Para cada ocasión deberemos buscar unas características determinadas.
También deberemos tener en cuenta cómo es nuestro pecho, de manera que no tendrá las mismas necesidades un pecho grande que uno pequeño o un pecho ancho que uno más estrecho.
Para elegir un buen sujetador es importante que este cumpla con una serie de requisitos, especialmente cuando estamos hablando del sujetador para el día a día. Entre las características que debería tener se encuentran: que sea cómodo y resistente, que presente una zona de refuerzo en su banda inferior, que la copa recoja toda la mama y se adapte a la misma sin presionarla, que el material sea adecuado, que los tirantes sean lo suficientemente anchos para que no se claven en el cuello, que sean de una talla adecuada, ni demasiado apretados ni demasiado anchos y, si presenta aros, que estos no se claven en el tejido mamario, sino que lo rodeen.
La talla y la copa. Hay que conocerlas.
En el momento de elegir un buen sujetador es imprescindible conocer dos características: la talla y la copa. La talla está determinada por la media del contorno torácico bajo el pecho, mientras que la copa está determinada por la profundidad del pecho. La talla se mide en centímetros con un número, que suele ir desde los 80 a los 110, y la copa por una letra (A, B, C, D, E…) Por ejemplo, hablaremos de talla 85 copa C, de talla 85 copa B o de talla 95 copa C, etc.
¿Es malo el “aro” del sujetador?
El aro del sujetador es un soporte estructural que se utiliza para reducir la cantidad de tela en la parte interna del escote, permitiendo lucir un escote más generoso. El problema de los aros aparece cuando no están bien adaptados a la forma del seno y se clava, pues puede producir heridas y lesiones en la piel, e incluso endurecimientos en el tejido mamario que aparezcan como bultos. La mayoría de ocasiones, los sujetadores “de diario” deberían ser cómodos, que sostengan sin oprimir y que no se claven. Como vimos en una anterior noticia en nuestro blog, el riesgo de cáncer de mama no se modifica por el tipo de sujetador utilizado.
En resumen, elegir un sujetador no es elegir solamente una prenda que ayude a realzar y embellecer el escote, sino que es un elemento fundamental de la salud del pecho femenino y que, como tal, hay que seleccionar de manera muy cuidadosa.
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