Las fisuras anales son pequeñas heridas o grietas que se forman en el tejido del canal anal y pueden causar dolor y malestar durante la defecación. Estas fisuras pueden ser el resultado de una variedad de causas, como el estreñimiento crónico, el parto vaginal o una lesión en la región anal.
El tratamiento de las fisuras anales se enfoca en aliviar el dolor, reducir la inflamación y promover la curación de la herida. Los medicamentos tópicos, como las cremas con anestésicos locales o nitrato de estroncio, pueden ser útiles para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Los cambios en la dieta, como aumentar la ingesta de fibra y agua, pueden ayudar a ablandar las heces y reducir la tensión durante la defecación, lo que puede contribuir a la curación de la fisura.
En casos más graves, se puede recomendar la cirugía para tratar las fisuras anales. La cirugía implica cortar el músculo del esfínter anal para permitir que la herida sane más rápidamente y reducir el dolor. Esta técnica se llama esfinterotomía lateral interna (ELI) y se realiza bajo anestesia general.
Una posible alternativa menos agresiva para el tratamiento de las fisuras anales resistentes es el uso de toxina botulínica en el esfínter. Con esta técnica se pretende relajar el esfínter interno de una forma transitoria en el tiempo, para que dé tiempo a la cicatrización de la fisura.
Es importante buscar atención médica si se experimenta dolor anal persistente o sangrado durante las deposiciones. Los médicos pueden diagnosticar y tratar adecuadamente las fisuras anales con una combinación de medicamentos y procedimientos quirúrgicos. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas pueden recuperarse completamente y mejorar su calidad de vida.